Inmensurable amor sublime y soberano,
Aquel que Cristo derramo en mi corazón,
Pudiendo levantarme con su invencible mano,
De mis pecados mis culpas y mi error.
CORO
//No hay nada igual no hay como compararlo,
Ni el de la madre con todo y ser mejor,
Nadie podrá con nada asemejarlo,
Pues en la cruz él nuestras almas redimió//.
II
Vivir por ese amor tan dulce puro y santo,
Que sin reserva en el calvario se entregó,
Despliega los albores del más grande milagro,
Que recibiera sin merecerlo yo,
Eterno amor que llena los letargos,
Del alma vana su vida y confusión,
Y que transforma lo cruel de los quebrantos,
En suave canto de gloriosa salvación.
CORO
No hay nada igual no hay como compararlo,
Ni el de la madre con todo y ser mejor,
Nadie podrá con nada asemejarlo,
Pues en la cruz él nuestras almas redimió.