Nunca, nunca jamás en la vida,
Aunque pasen y pasen los años,
Dejará de contarse la historia,
De aquel joven revolucionario,
Que valiente peleó la batalla,
Terminando en la cruz del Calvario,
Él peleó sin cuartel y sin armas,
Por defensa llevó su palabra,
Valeroso siempre fue adelante,
Y al rival nunca le dio la espalda,
Coronándose Rey de los Reyes,
En aquella gloriosa mañana.
CORO
Cuando niño fue muy admirado,
Y de grande también respetado,
Con dominio reprende a los vientos,
Y a su voz se detienen los mares,
No le teme ni a la misma muerte,
Sean dominios o sean potestades.
II
Gente pobre fueron sus amigos,
Y los reyes fueron sus contrarios,
En los montes pasaba las noches,
Por su pueblo volvía llorando,
Fue deseado de todos los buenos,
Y el azote de todos los malos,
Dijo Juan, el apóstol amado,
Refiriéndose en su comentario,
Que ni en todos los libros del mundo,
Se podría descifrar su pasado,
Porque muchas fueron las hazañas,
De aquel joven revolucionario.
CORO
Cuando niño fue muy admirado,
Y de grande también respetado,
Con dominio reprende a los vientos,
Y a su voz se detienen los mares,
No le teme ni a la misma muerte,
Sean dominios o sean potestades.