Qué lindo es, tener en el corazón,
La convicción y la certeza de saber,
Que entre pueblos y naciones,
El Señor nos ha escogido,
Como hijos herederos de su amor.
Y a la vez con tinta de oro, él escribió,
Allá en el libro nuestro nombre celestial,
Y aunque no lo merecemos,
Salvación en él tenemos,
Y también una morada eternal.
CORO
Por eso canto con felicidad,
Y no me importa lo que pase ya,
Pues solo espero que mi Dios,
Me venga a levantar,
Es mi delicia caminar con él,
Y hablarle al mundo que yo tengo fe,
Que Cristo pronto volverá,
Y su iglesia llevará.
II
Yo quiero estar muy pronto,
Con todos los santos,
Para entonar una alabanza angelical,
Y junto con los querubines,
Y también los serafines,
Adorar en coro al padre celestial.
Y extasiado entre mis manos contemplar,
Una guitarra de oro fino y de cristal,
Y con grande delicadeza,
Mis dedos sobre sus cuerdas,
Con firmeza al cordero he de cantar.
CORO
//Por eso canto con felicidad,
Y no me importa lo que pase ya,
Pues solo espero que mi Dios,
Me venga a levantar,
Es mi delicia caminar con él,
Y hablarle al mundo que yo tengo fe,
Que Cristo pronto volverá,
Y su iglesia llevará//.